Normativas y gustos: traducción de alimentos y bebidas

Normativas y gustos: traducción de alimentos y bebidas

La conexión entre idioma y comida es antigua e íntima. Esta conexión no solo es profunda, sino universal. Cuando hablamos de traducción en el sector de la alimentación y las bebidas, nos referimos a la posible implicación de todos los idiomas hablados por todas las sociedades lo suficientemente grandes como para vender o comprar productos alimentarios. Todas las personas participan en este ámbito de la actividad humana.

Otro aspecto especial de la traducción de alimentos y bebidas es que muchas de las palabras surgen de la fuente física o la naturaleza de las cosas que representan. Las diversas palabras italianas para designar a las distintas pastas, por ejemplo, describen sus formas y suenan casi como apodos cariñosos: por ejemplo, orecchiette significa «orejita»; campanelle, «flor de campana»; y capelli d’angelo, «cabello de ángel». Así, pueden incluir elementos difíciles de traducir, como frases hechas, conexiones históricas y otras alusiones no alimentarias.

El orgullo es otro elemento que acompaña a las discusiones sobre la comida. Orgullo del lugar, familia, tribu, historia, ingredientes, esfuerzo, calidad y técnica. Muchos platos, salsas y bebidas reciben el nombre de los pueblos donde se elaboraron y compartieron durante siglos, o el de los procesos que realizan las personas para elaborar los productos finales. Una vez más, los traductores expertos toman lo que pueden de estos elementos y los trasladan al idioma de destino al tiempo que mantienen la claridad.

Luego están las normativas gubernamentales sobre alimentos y bebidas y su etiquetado, que son diferentes en cada país y están vinculadas a formularios y requisitos de procesamiento jurídico. La seguridad alimentaria se integra en los requisitos de etiquetado de los productos y en los textos sobre cómo preparar los alimentos, así como en los manuales de los procesadores de alimentos y otros aparatos y herramientas. Estos aspectos especiales de la traducción de alimentos y bebidas suelen hacer necesario que expertos en la materia se ocupen de los detalles técnicos de las instrucciones, la precisión de los ingredientes y el cumplimiento de la normativa.

Además, está la cuestión de los gustos de los clientes (gustos literales, no solo deseos de compra). Hay que prestar mucha atención a que las traducciones de las cartas y las descripciones de los productos alimentarios resulten atractivas. Esta tarea no está tan clara como cabría imaginar, y eso nos remite a la cuestión de la intimidad de los alimentos. La gente se plantea introducir estos productos en su cuerpo, a través de sus papilas gustativas; por lo tanto, es demasiado fácil ahuyentar a un cliente potencial con una sola palabra equivocada o cuestionable. E incluso si sus descripciones consiguen ser precisas y no ofensivas, todavía existe, a menudo, la posibilidad de simplemente confundir a su público. El plato inglés llamado «bubble and squeak», por ejemplo, no tiene nada que ver con ninguna de esas dos palabras, al menos no literalmente. El nombre procede del sonido que producen los ingredientes al cocinarse al fuego. El traductor que no esté familiarizado con un plato de este tipo tendrá que investigar para nombrarlo correctamente en el idioma de destino.

Otra cuestión relacionada con la traducción de alimentos se ha convertido en una preocupación más común que nunca, y es la de las restricciones alimentarias por motivos de alergias, religión, salud básica o cuestiones éticas. Cada ingrediente de cada plato debe enumerarse y traducirse con precisión y detalle. Suprimir el gluten en un artículo que lo contiene podría hacer enfermar a miles de personas. Traducir «cacahuetes» por «piñones» podría incluso matar a algunas personas. La falta de precisión en las etiquetas de los alimentos corroe la credibilidad de una marca hasta que la gente decide evitarla.

La documentación relacionada con la venta y entrega de productos alimenticios también exige una traducción experta y minuciosa. En el transporte de alimentos por todo el mundo intervienen organismos públicos como aduanas, compañías navieras, camioneros y almacenes. Los contratos entre vendedores y compradores requieren traducción. Y todos estos procesos y traducciones tienen lugar mientras los productos en cuestión son, en mayor o menor medida, perecederos.

En resumen, los problemas que plantea la traducción para el sector de la alimentación y las bebidas los resuelven mejor los proveedores de servicios lingüísticos con gran experiencia, debido a las siguientes cuestiones:

1. La alimentación es personal y cada persona tiene preferencias complejas, pero cada una de ellas es un cliente potencial.

2. Los nombres y palabras asociados a los alimentos y bebidas suelen tener un valor cultural, histórico y emocional.

3. Los alimentos y las bebidas están entrelazados con la identidad y el orgullo, por razones que van desde la calidad de su contenido hasta la dificultad de su preparación.

4. La normativa sobre la manipulación de productos alimentarios es muy amplia y varía de un país a otro.

5. Las descripciones de productos alimentarios, desde cartas a publicidad, pasando por libros de cocina, deben ser atractivas, lo que puede requerir un traductor con conocimientos de copywriting.

6. La precisión de la traducción es esencial para las personas con restricciones alimentarias y alergias.

7. La documentación de los alimentos que se comercializan, transportan, almacenan y venden a un mercado extranjero es extensa y requiere una traducción extremadamente precisa.

Skrivanek es un proveedor de servicios lingüísticos global que lleva décadas ocupándose de todos los aspectos de la traducción de alimentos y bebidas . A nuestros especialistas en traducción de alimentos y bebidas les encanta este campo, y su pasión contribuye a garantizar que sus traducciones se gestionen no solo con precisión y cumplimiento de la legislación, sino con un nivel de entusiasmo que dé como resultado traducciones excelentes que ejerzan un impacto en sus mercados extranjeros.

 

 

J. V. McShulskis

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